El consumo de agua de bebida con concentraciones óptimas de flúor ha demostrado ser el método más barato y eficaz (por sí solo consigue una disminución de un 40 a un 60 % en el número de caries de la población) para la prevención de la caries dental.
El flúor además impide la adhesión de la placa bacteriana en la superficie del esmalte
Los métodos alternativos a la fluoración de las aguas comunitarias son:
- Consumo diario de flúor en gotas o comprimidos.
- Uso diario de dentífricos fluorados.
- Enjuagues diarios o semanales con flúor.
- Aplicaciones de flúor en la clínica dental.
Son frecuentes las consultas sobre cuándo debe iniciarse un programa de fluorización y la respuesta lógica es que no debe esperarse a la aparición de las primeras caries.
La ingestión de flúor en gotas o comprimidos debe practicar desde los seis meses de edad y hasta los 16 años de edad.
Siempre que el flúor se encuentre en cantidades subóptimas en el agua de la población habitual del niño.
La administración de flúor de forma local (dentífricos, enjuagues, fluorizaciones, etc.) debe comenzar entre los 2 años de edad, momento en que ya han erupcionado la mayoría de los dientes de leche y mantenerse hasta los 16 años de edad o toda la vida.
Se consiguen mayores beneficios con la combinación de varios de éstos métodos ya que el uso múltiple del flúor produce efectos aditivos en la prevención de la caries dental.
Por supuesto debe ser el pediatra, el médico de cabecera o el dentista el que indique cómo y en qué cantidades debe ser administrado el flúor ya que la forma de administración y la dosis total varía según la edad del niño, el número y tipo de caries y la concentración de flúor en el agua de bebida.
La Intoxicación crónica por flúor se denomina Fluorosis, esto debido al aumento de la ingesta de flúor durante un tiempo determinado.